lunes, 14 de abril de 2014

LOS GATOS Y LA CREATIVIDAD

El antropólogo Nicholas J. Saunders estudioso de las creencias sobre el gato, a lo largo de la historia, relaciona al gato con la mujer; con el potencial creativo, fértil y sexual. El gato como metáfora del sexo femenino aparece reflejado en la Literatura desde Guillermo de Aquitania hasta Rubén Darío.  Por otra parte, Marie-Louise Von Franz en su libro “La gata” analiza con rigor jungiano un cuento popular, del mismo título, confirmando que el gato representa el ánima o arquetipo femenino, fuente de la creatividad y presente en la psiquis, tanto de hombres como de mujeres. 




En la Edad Media, cuando el patriarcado alcanzó su cénit, los valores femeninos fueron atacados, reprimidos y censurados. Miles de mujeres y gatos inocentes fueron quemados en la hoguera.

Con estos datos, es inevitable deducir que el destino del gato ha ido de la mano del destino de la mujer. A mayor grado de machismo, mayor aversión al gato.Y, a pesar de todo, mujeres y gatos hemos sobrevivido, aunque todavía queden muchos tópicos por erradicar.

Pero volviendo a la relación entre hombres y gatos, la sección del New York Times dedicada a los gatos, hace referencia a una encuesta realizada con la siguiente pregunta:¿los hombres heterosexuales, tienen gatos? Un 84% respondió que sí,añadiendo este matiz: sólo los hombres inteligentes, protectores y cariñosos. 

Lo cierto es que cada día hay mayor número de hombres que reconocen su amor por los gatos, porque están evolucionando a mejor y dejando atrás el estereotipo “cromañón” cuyo lema es “cuanto más feo y más bruto más hermoso”; han integrado y aceptado su parte femenina –ánima- y eso les hace amar –no poseer- y comprender mejor a las mujeres y, por lo tanto, también a los gatos.

Porque hay que ser muy hombre –con esta expresión sólo pretendo referirme al hombre seguro de su masculinidad y convencido de la igualdad de género, bajo ningún concepto sugiere connotaciones peyorativas hacia la homosexualidad- para, a pesar de este tópico, tener uno o más de un gato, así como para ser la pareja de una gran mujer; como diría George Bernard Shaw, el hombre es civilizado en la medida que comprende a un gato.

    (Por Susan  Pffer)

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