Para Ana, la perspectiva de un viaje de estudios a Roma junto con el resto de su clase de tercero de secundaria no resulta muy halagadora. A diferencia del resto de estudiantes, Ana prefiere los libros y la música clásica a la moda y los chismorreos.
Ana es, como sus compañeros se complacen en recordarle a menudo, un bicho raro. Sin embargo, el viaje de estudios a la capital de Italia será para ella el inicio de una aventura fascinante llamada a cambiar su vida.
Mientras observa entusiasmada con sus prismáticos los frescos de la Capilla Sixtina, algo extraño ocurre en la sala. Las vidrieras estallan y un fuerte viento recorre la capilla. Ana se arroja al suelo y, al levantarse, descubre un viejo papiro a su lado, un papiro que parece contener una profecía nada menos que de la Sibila de Cumas.
Éste es el inicio de la aventura de Ana, una aventura que la lleva a viajar en el tiempo hasta la época de la Roma republicana: el asedio de Sagunto por las tropas de Anibal, la llegada de Escipión a la Península Ibérica, el triunfo de Augusto y la primera lectura de la Eneida...
En el transcurso de estos acontecimientos, Ana y sus compañeros conocerán el valor de la amistad y el sacrificio, al tiempo que se familiarizan con las costumbres romanas y su cultura.
Antonio Sánchez-Escalonilla crea en “Ana y la Sibila” un interesante mosaico de escenas y personajes que mezcla con maestría las épocas y las culturas.
En sus páginas podemos encontrar desde descripciones detalladas de los frescos de la Capilla Sixtina a una narración de la estrategia seguida por Escipión el Africano para tomar la ciudad de Cartago Nova.
Es evidente que detrás de la redacción de estas páginas hay una concienzuda labor de documentación previa y un afán serio de no dejar ningún elemento histórico sin contrastar.
El resultado es una recreación creíble y acertada de unos acontecimientos históricos difíciles de reconstruir debido a la escasez de fuentes con las que contamos.
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